viernes, 9 de enero de 2009

La actividad clientelar

Según la real academia española el mejor postor es aquel licitador que hace la postura más ventajosa en una subasta. Esto, transferido al mundillo comarcal de la política, infiere que entre distintas opciones monetarias un cliente elige a aquel que más dinero ofrece, no es ya la ideología partidaria, la imagen del candidato o su plan económico lo que sobresale, sino la coyuntura, el momento en el cual quien padece hambre toma la decisión que clama su voluntad famélica. Sin embargo, cabe aclarar que este accionar es diverso y se ha ampliado a clases económicas menos expuestas. Los barrios, antes cunas de la participación política se vieron expuestos, cuando no por necesidad, por costumbre mimética de aceptación de un otro. La mimesis, en este caso, es la imitación en base a una practica regular, cuando una situación se torna común es ya parte de un sistema que lejos de apartarla, la mira como a su vecina.
La incentivación a tomar una decisión electoral está penada por la ley, pero tiene ese raro grado -que se encuadra dentro de la viveza criolla- de ilegal pero legitimo. Esa legitimidad se dio paso a paso, como parte de un proceso en el cual los diversos actores aceptaban algo a cambio de otro cosa, una especie de negocio rentable, pero hecha la salvedad que es beneficioso para un actor, no para ambos. Hay un activo y un pasivo, alguien que ofrece, otro que acepta. No obstante, esta decisión significa renunciar a un derecho propio de la democracia y transformarlo en un hecho pragmático, el voto.
Las prácticas clientelares son diversas y cobran cada día –o elección a elección – nuevas particularidades pero que forman parte un todo, un concepto o idea que no es otra que la prebenda. La cadena es más o menos corta y tiene como principio al político, después al dirigente barrial y por ultimo “el adjudicatario”. Por supuesto, esto es una forma de presión y cohesión, aquel que entrega espera recibir a cambio. Claro está, que la actividad clientelar varía según el territorio, en las zonas más pobres es un bolsón de alimento lo que suele ofrecerse; en los barrios medios es dinero -frecuentemente bastante, dependiendo del presupuesto del político o del estado- lo habitual; en ocasiones la presión está basada en el trabajo del votante; y otras veces, es la droga la demanda de la zona por votar o mantener rehén a sus cautivos políticos, generalmente jóvenes, este flagelo tambien disímil se presenta de muchas formas dependiendo de la zona o barrio: pegamento, marihuana o paco. No solo se da esta practica en elecciones, sino que también se utiliza el “voto cautivo”, el cual supone que un favor persistente va a lograr frutos potenciales, pero esto deviene en que, quien o solo quien puede hacerlo, es aquel que disponga de recursos para ello. La cadena magnética originaria y que maneja los recursos desde distintas canteras gubernamentales es el estado.
La coyuntura tiene su fuerza y cae por su propio peso sobre la estructura, repercute en las costumbres, lo social, en lo cultural y lo político. Aquello que se torna en un hecho rutinario, es aceptado por una mayoría silenciosa, que si bien puede criticarlo en público, de hecho y en la práctica lo acepta. Se consiente un hecho desde la mirada hacia los otros, una especia de colectividad de valores transgiversados que generan un estatismo de espíritu, ya que en vez de intentar conseguir un algo, se espera a que un otro lo suministre. El desarrollo va a depender, entonces, de una política disgregada, absolutamente delegativa. Bajo este tipo de gobierno totalmente entregado a un gobernador o un grupúsculo ejecutivo, se aceptarán sofismas (falsos razonamientos en los cuales se argumenta algo con la intención de convencer o confundir a un interlocutor, o realizar argumentos falsos que se toman como verdaderos) como “roba pero hace”, “todos los políticos son iguales” o el penoso “no te metas”. Este tipo de política tiene a total disposición las decisiones lo que lo convierte en un centro unitario carente de control alguno y hacedor de la moral funcional a sus intereses. El devenir lógico y causal es un gobierno hegemónico, no reconocedor de la republica, vituperados de la critica del ámbito que sea, abierto a la corrupción y basado en coyunturas.

EL CONTRATO SOCIAL Y CONSTRUIDO

INDICE

Introducción

I. CONCEPTOS ESENCIALES
1) La doctrina contractualista
2) La libertad de los antiguos y la libertad de los modernos
3) Un punto medio
4) La justicia como equidad
5) La posición original
6) La sociedad bien ordenada
7) El consenso entrecruzado
8) El sistema equitativo de cooperación social

II. REALIDAD Y REALIDADES
1) Economía
a) El federalismo fiscal
b) La pobreza
c) La redistribución de la renta
2) Política
a) Las libertades políticas
b) La igualdad
c) La representación política y el velo de la ignorancia

III. CONCLUSIÓN:
La necesidad de un contrato social

Indice bibliografico



Introducción

En el presente ensayo intentaré dar luz a la realidad argentina en sus totalidades con el servicio del “El liberalismo político” de John Rawls. El tema principal será la igualdad de derechos entre los hombres y la salvaguarda de los más desaventajados como función de la democracia y el contrato social en sus lindes macro-políticas asentándome en el principio de diferencia y micro-políticas basándome en la justicia como práctica y política.
Para que el contrato sea posible es necesario:

I. La tolerancia entre lo que Rawls llama las doctrinas comprensibles razonables.
II. Que en el ámbito de la negociación los más desaventajados no se vean perjudicados ante una minoría más pudiente.
III. El no uso del egoísmo -como estado de naturaleza- en las relaciones.
IV. La participación política como posibilidad igualitaria.
V. Que la desigualdad sea solo plausible ante la desigualdad originaria de la desventaja histórica.
VI. Una sociedad bien ordenada.
VII. La idea de una sociedad como un sistema equitativo de cooperación.
VIII. El desarrollo de la posición original.

En la primera parte del ensayo voy a tomar algunos conceptos e ideas de Rawls para explicarlos poco a poco, escabulléndome en sus palabras. Empezando por el contractualismo, teniendo en cuenta la adhesión de Rawls a este sistema filosófico, para culminar con la idea central de la adultez del filósofo: la justicia como equidad. Teniendo en cuenta el grado social de la acepción justicia, va a estar inmersa, más no sea, entrando por la ventana cuando intente sacarla por la puerta.
La segunda parte tenderé un puente entre la literatura política de Rawls hacia la realidad propiamente argentina y tucumana. Partiendo del principio de diferencia en lo económico (a nivel global), las libertades, la igualdad y el contrato social(a nivel político).
Por último, concluiré abrazando ambas partes sustrayendo ideas comunes.

I. CONCEPTOS ESENCIALES

1) La doctrina contractualista

Hacia 1651 Thomas Hobbes publica el Leviatán, un primer atisbo de contrato social inmerso en un tiempo histórico particular donde el autoritarismo circundaba la realidad. En él, manifiesta un estado de naturaleza como principio teórico, en el cual regia la anomia, un período de carácter pre-social y anárquico. Allí donde mandaba quien poseía el mayor poder físico, la seguridad y la paz eran imposibles. Ante ello, la propiedad privada era inviable dado que cualquier persona podía tomar posesión del objeto que se le apetezca, empero, esa circunstancia de terror, del “hombre lobo del hombre” con la posibilidad de hacer cuanto ganas tenga implicaba intranquilidad, miedo ante la carencia de paz, era un estado psico-antropológico de tensión constante ante la viabilidad de la muerte.Teniendo en cuenta que la pulsión primigenia del hombre es el cuidado de su vida y que el estado de naturaleza no lo protege, es menester que los hombres salgan de esa etapa mediante un contrato que delegue sus derechos de autoderminación a un soberano que posea todo el poder de mando y proteja sus derechos naturales: El Leviatán.
El contractualismo quizás tenga antecedentes griegos y posteriormente medievales, pero fueron los filósofos modernos quienes estructuraron este sistema. Por supuesto, lo hicieron de diferentes formas y estuvieron condicionados por su temporalidad. Locke es un paso delante de Hobbes porque menciona el principio de la ley que regulaba el estado, Rousseau en cambio aportara la idea de participación y voluntad general, manteniendo la soberania en el pueblo y no delegándola, inquiriendo una democracia directa, un acercamiento a lo que Benjamin Constant llamó libertad de los antiguos.

2) La libertad de los antiguos y la libertad de los modernos

Para Costant, la libertad de los modernos es aquella que está asociada al sistema representativo y es propia de los modernos, y se refiere al gobierno de la ley. Es lo que Bobbio llamará la libertad como no constreñimiento, es la libertad de hacer todo aquello que no está prohibido y que además protege al hombre otorgándole seguridad, imposibilitando la arbitrariedad.
En su discurso Constant menciona:” Es para cada uno el derecho de dar su opinión, de escoger su industria y de ejercerla; de disponer de su propiedad, de abusar de ella incluso; de ir y venir, si requerir permiso y si dar cuenta de sus motivos o de sus gestiones. Para cada uno es el derecho de reunirse con otros individuos, sea para dialogar sobre sus intereses, sea para profesar el culto que él y sus asociados prefieren, sea simplemente para colmar sus días y sus horas de un modo más conforme a sus inclinaciones, a sus fantasías. Finalmente, es el derecho, de cada uno, de influir sobre la administración del gobierno, sea por el nombramiento de todos o de algunos funcionarios, sea a través de representaciones, peticiones, demandas que la autoridad está más o menos obligada a tomar en consideración.”[1] Está libertad es lo que los posteriormente se llamaría “libertad negativa”, la cual esta regulada por una ley escrita exteriorizada a través de los representantes que son los encargados de proteger los derechos naturales y en los cuales se delega el poder.
La libertad de los antiguos es para Constant : “Esta consistía en ejercer colectiva pero directamente varios aspectos incluidos en la soberanía: deliberar en la plaza pública sobre la guerra y la paz, celebrar alianzas con los extranjeros, votar las leyes, pronunciar sentencias, controlar la gestión de los magistrados, hacerles comparecer delante de todo el pueblo, acusarles, condenarles o absolverles; al mismo tiempo que los antiguos llamaban libertad a todo esto, además admitían como compatible con esta libertad colectiva, la sujeción completa del individuo a la autoridad del conjunto.” Dicha libertad era propia de la asamblea griega, en la cual los ciudadanos hacían valer sus deberes -sobre todo- políticos. Rosseau escribe en el “contrato social”: “El pueblo sometido a las leyes debe ser el autor de las mismas”[2]. Es la libertad como autodeterminación, el hombre en su condición de ciudadano se manifiesta en si, para si y para los demás.

3) Un punto medio

John Rawls con su concepción de la justicia como equidad, va a intentar tender hilos entre estas dos nociones partiendo de dos principios de justicia, con la intención de estructurar en las instituciones políticas las bases de igualdad y libertad para de allí devenir en cascada a los ciudadanos. Los principios a los que el filósofo alude son:

1) Todas las personas son iguales en punto a exigir un esquema adecuado de derechos y libertades básicos iguales, esquema que es compatible con el mismo esquema para todos; y en ese esquema se garantiza su valor equitativo a las libertades políticas iguales, y sólo a esas libertades.
2) Las desigualdades sociales y económicas tienen que satisfacer dos condiciones: primero, deben andar vinculadas a posiciones y cargos abiertos a todos en condiciones de igualdad equitativa de oportunidades; y segundo. Deben promover el mayor beneficio para los miembros menos aventajados de la sociedad.[3]

Esos principios además de regular las instituciones, pronuncian una forma igualitaria de liberalismo enunciada en tres elementos ejemplificadores: a- la garantía del valor equitativo de las libertades políticas, de manera que estás no sean puramente formales; b- igualdad equitativa de oportunidades; c- el principio de diferencia, que afirma las desigualdades sociales y económicas relacionadas con cargos y posiciones, cualquiera sea el nivel de las desigualdades, deben resolverse en pos de los más desaventajados.
Teniendo en cuenta el primer punto, las posibilidades políticas de participación deben ser plausibles a todos los ciudadanos en general en la práctica, y no conservarse en una minoría.Partiendo de lo segundo, debe tenerse en cuenta que todas las personas son iguales ante la ley y tienen en si una raigambre natural de libertades, empero de oportunidades. Lo que deriva en la tercera cuestión, aquellos que aun teniendo igualdad de oportunidades se vean sometidos -por el devenir histórico- al malestar económico deberán ser ayudados con la intención de disminuir la diferencia ya existente. Esa desventaja no tiene un valor absoluto sino que es descriptiva, es decir, que está en la realidad, no como numero ni formalidad, sino como una realidad que existe como un paisaje de no solidaridad.


4) El sistema equitativo de cooperación social

La idea que estructura la justicia como equidad para rawls es que la sociedad forma desde una generación a la posterior un sistema equitativo de cooperación, para él la esta idea está implícita en la sociedad civil bajo un régimen democrático.
Para dejar en claro la solidaridad estructurada socialmente menciona 3 elementos: [4]

a) La cooperación se orienta mediante reglas y procedimientos públicamente reconocidos, los cuales son aceptados por los cooperantes y concebidos por ellos como efectivamente reguladores de su conducta.
b) La cooperación tiene que ver con la idea de la equidad en la cooperación: cada uno de los participantes puede aceptar razonablemente los términos equitativos de la cooperación siempre que todos los demás lo acepten del mismo modo. Los términos equitativos de cooperación definen una idea de reciprocidad: todos quienes estés comprometidos con la cooperación y cumplan con ella […] tienen que resultar beneficiados de modo convenientemente fijado por un adecuado punto de regencia. Una concepción política de la justicia caracteriza los términos equitativos de la cooperación. […] esos términos equitativos son expresados por principios que definen los derechos y deberes básicos en el seno de las instituciones sociales que regulan los reajustes de la justicia a lo largo del tiempo, de manera que los beneficios generados por el esfuerzo de cada cual sean equitativamente distribuidos y compartidos desde una generación hasta la siguiente.
c) La idea de una cooperación social requiere una noción de ventaja racional, o del bien, para cada participante […] viendo el esquema desde su propio punto de vista.

El primer agregado inquiere ideas de tipo paradigmáticas al estilo Kantiano de razón práctica, que regulen el accionar del conjunto, lo que implica una convención de tipo utilitarista.[5] El segundo se refiere a la igualdad de oportunidades establecido mediante las instituciones sociales que van a ordenar la sociedad. Se describe a aquel que saque beneficios no lo hará sobrepasando los limites establecidos por el conjunto.Del tercer punto se desprende que el sistema cooperativo tiene sus flores en el conjunto, pero sus raíces son individuales.
Como los integrantes del sistema social son las personas, Rawls toma esa idea como algo esencial. Pero la definición que otorgará lejos de ser filosófica o teológica, abrazara lo político-jurídico, pero que a su vez no presenta un conflicto con las doctrinas comprehensivas: “persona es alguien que puede ser un ciudadano, esto es, un miembro normal y plenamente cooperante de la sociedad a lo largo del ciclo completo de su vida”.[6] Las facultades -o capacidades- que infiere esta definición son las morales (asociada al sentido de justicia) y las de la razón (tales como la intelección y el juicio). La posesión de estas facultades viabilizan la membresía en la sociedad cooperativa bien ordenada.
En definitiva, la razón persigue el propio bien que es motor de cada uno de los miembros y la moral aplica los términos equitativos de cooperación. Teniendo en cuenta nuestra relación con la alteridad, la idea del bien es un consenso y una idea necesaria.

5) La posición original

La doctrina contractualista que Rawls acoge, escudriña las relaciones cooperativas de los miembros de una sociedad solidaria y las condiciones del acuerdo que van a llevar a cabo. Dado que todo acuerdo infiere circunstancias de igualdad y libertad, deben dejarse de lado las ventajas iniciales que eventualmente sobrevendrán. La posición original y el “velo de la ignorancia” como su escudero, aparece como la posibilidad de evitar las posiciones negociadoras de ventaja.
Un tiempo histórico que acaece emana del pasado, y las ventajas pueden aparecer como una herencia que a la hora de la negociación son inconvenientes, ya que prevalecerían los intereses particulares sin miramientos sociales de ninguna clase en una democracia que es hipotéticamente cooperante.
La posición original rawlsiana aflora como un mecanismo de representación, lo que posibilita su constitucionalización y el alejamiento de las contingencias del mundo social tan densamente poblado.Dado su grado de abstracción el velo de la ignorancia fue –y es- uno de los mayores cuestionamientos que se ha hecho a la teoría de Rawls. La crítica más habitual es que la posición original es una manifestación antológica. Pero ese desprenderse de los condicionamientos sucede en la realidad, si se quiere, es un ir y volver manteniéndose en el escenario factico. No es ir a la nada y volver a ser, es un absurdo falaz que no goza de precisión filosófica.

6) La sociedad bien ordenada

Para Rawls el hecho que una sociedad esté ordenada inquiere tres elementos:
· Se trata de una sociedad en la que cada uno acepta, y sabe que todo el mundo acepta, exactamente los mismos principios de justicia.
· Su estructura básica –sus instituciones políticas y sociales casan entre ellas hasta formar un sistema de cooperación – satisface esos principios de un modo publico y notorio
· Sus ciudadanos tienen un sentido de justicia normalmente efectivo de modo que cumplen generalmente con las instituciones básicas de la sociedad, a las que consideran justas.[7]

La sociedad bien ordenada estipula ante todo el pluralismo razonable. Esto quiere decir que las doctrinas comprehensivas razonables deberán ser respetadas pero estar un escalón debajo de lo que Rawls llama el “dominio de lo político”.La concepción política de la justicia es la que se va a encargar de ordenar lo social, partiendo primero de que los ciudadanos que arrogan su participación en una u otra doctrina comprehensiva razonable, abracen la idea de la justicia practica y política, empero, ingresen en un “consenso entrecruzado”; y segundo que las doctrinas comprehensivas irrazonables no tomen demasiada fuerza como para quebrar la noción de justicia de índole social.

7) El consenso entrecruzado

El consenso en su carácter primigenio es constitucional y se logran gracias a él, derechos y libertades políticas, además establece los procedimientos democráticos “aptos para moderar la rivalidad política y para determinar asuntos de política social. En esa medida las doctrinas comprehensivas de los ciudadano son razonables si no lo eran antes: el pluralismo simple empuja el pluralismo razonable, y se acaba logrando el consenso constitucional”.[8]
El consenso entrecruzado se logra para Rawls, haciendo de la justicia como equidad un sistema independiente el cual sea adoptado por las distintas doctrinas razonables, partiendo de su base que es el sistema equitativo de cooperación cimentado en la igualdad y la libertad de los miembros. La mera constitucionalidad del consenso se presenta como una situación muy acotada, reservada solo a derechos y garantias, lo que Rawls deseaba era llevar más allá esa situación y plantearla a niveles estructurales profundos de relaciones cooperativas.

8) La justicia como equidad

A la idea de justicia se adecua colmadamente, el concepto de la persona como ciudadana dentro de los márgenes de una cultura pública, y más precisamente dentro de un sistema de cooperación social. La persona es parte importante de la justicia política y social. “caracteriza el modo en que los ciudadanos han de pensar sobre sí mismos y unos sobre otros en sus relaciones políticas y sociales, sabedores, de que disponen de las libertades básicas adecuadas para personas libres e iguales capaces de ser miembros de plenamente cooperantes de la sociedad en un ciclo vital completo.”[9] Empero, el papel de las personas por el solo hecho de ser ciudadanos infiere participación en la estructura basal de la sociedad en su conjunto. Empezando por la concepción paradigmática de justicia que va a regular a todos los miembros, instalándolos en una situación de igualdad y libertad. Cuando las bases otorgadas por la tolerancia y la cooperación social son menoscabadas, el sistema democrático corre riesgos y con el, la igualdad.

II. REALIDAD Y REALIDADES


1) Economía

a) El federalismo fiscal

El sistema federal es una amalgama de provincias que delegan ciertas libertades en pos de confeccionar un estado centralizado altamente relacional. El federalismo inquiere delegar pero a la vez recibir, es decir, se retroalimenta de forma solidaria.
Los fondos cooparticipables son fondos que las provincias mandan al poder central, el cual devuelve un porcentaje. Dado que en nuestro país no hay reglas claras de posibilidades de igualdad, hay provincias que a pesar de necesitar más la devolución de la asignación son castigas por su no sumisión. La connotación de tal acto tiene un basamento de raigambre económico pero en lo práctico es una falta de solidaridad que corroe con el tiempo el sistema democrático.
El principio de diferencia implicaría solidarizarse con la provincia más desposeída, teniendo en cuenta que los gobiernos son personas en su carácter de ciudadanos. Es decir, que el gobierno de una provincia conlleva una totalidad uniforme de personas.
Descendiendo a lo provincial, la situación es similar, ya que el sistema se repite, pero desde los gobernadores a los intendentes. La ayuda económica que pueda otorgar el gobernante de turno se enraíza hoy, en la obediencia al mandante, y lo que debería ser un hecho legal concreto es un favor político. La solidaridad al más desaventajado -en este caso una institución- es una situación de poder y pretensión de obediencia. Empero, como escribe Niezsche: “Ser independiente es cosa de una pequeña minoría, es el privilegio de los fuertes”[10]. La pretensión de autonomía en un sistema de sometimiento económico es muy acotada, y su basamento deriva, además de la falta de solidaridad, en la carencia de igualdad.

b) La pobreza


La ayuda a los miembros más desaventajados de la sociedad en nuestro país se circunda a la dadiva como posibilidad de oportunismo y utilidad.La pobreza funciona como un mecanismo de captación, no solo para la asunción al poder en sus lindes procedimentales, sino, también, para su mantenimiento. El antiguo precepto romano “pan y circo” es presente casi inamovible de nuestra sociedad.
Los planes sociales son las herramientas de conservación de poder que avasallan la calidad de persona y la propia dignidad. Las necesidades en estos sectores están insatisfechas, los derechos básicos son abatidos y la igualdad no existe. Es una especie de gobierno de la apariencia platónica[11], donde la realidad circundante es un engaño con intenciones estéticas. Lo “feo” no debe mostrarse y por ello se lo esconde en los estrechos.
Tucumán tiene más de 400 mil pobres, que son funcionales al gobierno de turno. Ya la pobreza es una forma de hacer política e la cual no se respeta ni siquiera la naturalidad del hombre, del ciudadano.
Las ideas del principio de diferencia, la igualdad y libertad, y los derechos básicos son cuestiones fundamentales en la teoría de Rawls, que en nuestro país y particularmente en nuestra provincia son solo formales.

c) La redistribución de la renta

Teniendo como base que: “las desigualdades sociales y económicas son permisibles siempre que sean para el mayor beneficio esperado de los menos aventajados”[12]. Los impuestos podrían ser tomados como análogos a lo dicho por Rawls.
Por lo menos hipotéticamente los impuestos que gravan la renta tienen como finalidad achicar las diferencias, disminuir la brecha entre los miembros más aventajados y los menos aventajados.
A nivel nacional por ejemplo, el Impuesto sobre los Bienes personales: actúa en función del patrimonio que posee el contribuyente. Particularmente, este año se aumentó el mínimo imponible. Antes el contribuyente debía pagar teniendo $97 mil de patrimonio (valor imponible), ahora tras la suba, deberá abonar el impuesto quien tenga $305 mil. Empero, que la alícuota es menor para los que menos aventajados y mayor para los que más poseen. Al mismo tiempo, la alícuota aumenta de forma creciente (diferenciada).
Lo que busca este régimen tributario es disminuir la brecha entre pobres y ricos. Beneficiando al que menos tiene y perjudicando al que más tiene, por ello es una solidaridad en forma de imperativo. Por supuesto, es inalienable dado el carácter social de redistribución que impera en el aparato impositivo.
Otro impuesto similar es el que grava las ganancias y que posee idéntica intención al anterior. Este sistema es un tanto más complejo ya que se divide en cuatro categorías:
PRIMERA -Rentas del suelo-: se trata de rentas obtenidas por la locación de inmuebles urbanos y rurales.
SEGUNDA –Renta de capitales-: se trata de rentas originadas por la imposición de capitales, tales como acciones, intereses, transferencia de llaves de negocio y otros intangibles, dividendos y utilidades, etcétera. TERCERA –Renta de las empresas y ciertos auxiliares del comercio-: Se trata de rentas obtenidas por las empresas, comisionistas, rematadores, consignatarios y otros auxiliares del comercio, ciertos fideicomisos y otras rentas que no puedan encuadrarse en las restantes. CUARTA: -Renta del trabajo personal-: Se trata rentas obtenidas por el desempeño de cargos públicos, el trabajo en relación de dependencia, seguros de retiro privado y jubilaciones, servicios personales de los socios de cooperativas, el ejercicio de profesiones liberales, dirección y sindicatura de empresas y las actividades de viajante de comercio y despachante de aduanas.[13]
La primera y la tercera categoría tributan por el sistema de devengado[14]; y la segunda y cuarta por el sistema de lo percibido.[15]
La alícuota del tributo es gradual para las personas físicas y del 35% para las personas jurídicas. Esto inquiere que hay un parámetro porque si no lo hubiera la imposición seria confiscatoria.
Otra muestra de acercamiento de la brecha entre ricos y pobre fue lo que sucedió no tanto tiempo en capital federal con el aumento diferenciado según la zona de residencia del ABL (alumbrado, barrido y limpieza). Las zonas que se suponen más pudientes tuvieron una mayor carga impositiva. Similar es la disposición a nivel municipal del Cisi y los impuestos provinciales como el Impuesto inmobiliario y los servicios públicos, los cuales gravan sobre el metro cuadrado(es mayor el costo a medida que el terreno del contribuyente este en alguna zona de mayor poder adquisitivo).

Claro está que al no haber reglas claras sobre la redistribución de la renta se pierde en segunda instancia la solidaridad social, aunque a primera vista la diferenciación del pago de los impuestos favorece a los miembros más desaventajados. Cabe aclarar, que también hay un impuesto que es general y es el IVA (impuesto al valor agregado) y su pago es la regla, quedan exentos los organismos de la salud y las ONG´s.

2) Política

a) Las libertades políticas


El valor equitativo de las libertades políticas supone el principio de igualdad de oportunidades para todos los miembros de una sociedad bien organizada. Esto, en nuestro país es puramente una formalidad ya que el sistema infiere la posesión de bienes materiales o delegativos[16] de tipo caudillista o amiguismo[17] como métodos de asunción.
Es casi indiscutible que no hay igualdad política ya que la estructura gobernante posee el aparato estatal oficialista, una energía que se retroalimenta tomando cada vez más poder. Una especie de instrumento de succión que arrasa y apaga las posibles luces que podrían hacerle sombra.
Quizás todo parte de que nuestro sistema democrático procedimental está dañado de tal forma que es menester abrir nuevas puertas a la legalidad. Nuevos caminos más abiertos a la posibilidad de participación y toma de cargos.

b) La igualdad

Nuestro endeble sistema democrático establece valores desiguales de libertad. La generalidad de las circunstancias muestran que en nuestro país y en la provincia nos derechos básicos de igualdad son formales. Generalmente la vara no mide de igual forma, no es lo mismo un hombre con gran ventaja económica que cometió un delito similar a otro con desventajas. Y estriba en ello la peligrosidad del “delincuente educado”, el ladrón de guantes blancos. Hay sobradas muestras de juicios archivados sin ser vistos, de fiscales amigos, de sobreseimientos infundados, etc.
La igualdad es otro principio ralwsiano que mira de costado nuestros lares.

c) La representación política y el velo de la ignorancia

Nuestro sistema democrático es indirecto, por lo cual quien tiene que hacer valer la soberanía popular, defendiendo los derechos básicos y obrando por la generalidad es el representante. “El velo de la ignorancia” inquiere un grado de abstracción en el cual los representantes –por ejemplo- del congreso nacional deben dejar de lado intereses particulares, provinciales y partidarios, situándose en una posición de originalidad. Por ejemplo, si entra a la cámara de diputados una ley que sea beneficiosa para la provincia de cierto diputado, pero perjudicial para el medio ambiente de la región, el diputado alegóricamente tapara su rostro ante la viabilidad provechosa para su provincia y actuará como si no hubiera nacido allí. Como si existiera en la realidad una situación original, sin condicionamientos de ninguna clase.

III. CONCLUSIÓN: La necesidad de un contrato social

Rawls es un escritor a destiempo, cuando la ética utilitarista era el paradigma intelectual estadounidense rompió el molde de la época trayendo a colación un sistema como el contractualita llevándolo a su máxima expresiónEl filosofo intenta con su sistema de justicia separarla de las doctrinas comprehensivas razonables tales como la religión y los valores dogmáticos en general. Por ello es que el liberalismo político va a ser una paradigma que no confronta con esas doctrinas, pero que no por ello va a concordar con ellas.
Por otro lado, intentando abarcar la realidad actual voy a mencionar lo que para mí, es la crisis de la democracia, sus representantes e hilando más fino aún, la crisis de la identidad argentina: Nuestro sistema democrático está en crisis, lo que deriva en una crisis de representatividad empañada por condicionamientos funcionalistas arraigados a intereses.
.Problemas y crisis democratica(una oportunidad o un sistema viciado)
-El acceso al poder esta vedado a un grupo reducido de personas.
-Las necesidades basicas de gran parte de la población estan insatisfechas.
-La cooperación social es prácticamente nula.
-Los derechos como ser los de expresión, son habitualmente aplastados por el gobernador o la presidente.
-Siguiendo lo anterior considero poco posible el normal desempeño de la democracia ante tamaña desigualdad existente.
-La intención razonable de progreso individual es resulta quimérica cuando no hay posibilidades igualitarias.
-Partiendo de lo anterior la desigualdad social imposibilita en gran medida un pacto social que hile diferencias.
-No hay igualdad ante la ley, sino beneficiarios de ella.

.Soluciones plaucibles:

-Mayor participación en lo público.
-Mayor solidaridad hacia los más desaventajados.
-Partiendo de lo anterior, hacer valer el derecho a la disidencia recordando a los que menos ventajas tienen. Porque razonablemente si no tiene la alteridad un progreso más o menos sostenido, el progreso general es imposible. Ya que la brecha es cada vez mayor
-Suplir el egoísmo por una actitud de conmiseración y cooperación
-El egoísmo es el individualismo anomico del estado de naturaleza.
-Dado que el hombre es un ser temporal, naturalmente gregario y social tengo que interesarme por el otro ya que sin la alteridad no soy.
-Suplir las diferencias de color, religión, sexuales y pronunciar la igualdad. La discriminación en el ámbito que fuere es irracional. Nada me demuestra como un ser superior…no hay ciencia falaz.
-Reprochar a los representantes la injusticia manifiesta.
-Apreciar a la democracia porque –aunque sea- es el sistema menos peor, pensando que la cantidad de pobres que viven en nuestra provincia y el país imposibilitan el desenvolvimiento normal del sistema constitucional.
-Hacer respetar nuestros derechos y también, cumplir nuestras obligaciones.
-Crear mediante el contrato la identidad nacional, porque con el disenso se construye, y sabiendo que la identidad no es un valor absoluto.
-Negociar con el otro, poniéndose en el lugar de la alteridad. Impidiendo las ventajas históricas de los pocos.
-La justicia política, tiene que ser un punto medio entre la ingenuidad de la paloma y la voracidad de la serpiente.
-Reclamar igualdad ante la ley y mayores derechos políticos.
-Suplir las diferencias mediante mecanismos reales y no formales.
-Cambiar de a poco el orden social que se regula mediante valores coercitivos, por otros basados en la justicia como una cooperación de ciudadanos con capacidades para avanzar.
Epilogo(agua en el desierto)

Abel Posse escribe en “El gran viraje” que el argentino espera un llamado. Un llamado para ser, para volver a existir y tener una situación de preponderancia a nivel global. El argentino es como Adán que llora por haber conocido el paraíso y haberlo perdido
Ante esta realidad que se nos presenta, que nos pega en la cara y que tenemos pruritos de mirar.
Esa realidad que acontece de soslayo, es la que necesita un parámetro de justicia igualitaria.
Esa es la realidad de todos que miran unos pocos.
Esa realidad que parece eterna pero que en nuestras manos está hacerla temporal.
Esa realidad paredogicamente aparencial.

Saramago:"Creo que no nos quedamos ciegos, creo que estamos ciegos, Ciegos que ven, Ciegos que, viendo, no ven"


Indice bibliografico
John Rawls, “El liberalismo político”, Ed. Critica, Barcelona, 2006
Benjamín Constant “La libertad de los antiguos comparada a la de los modernos”, en Revista de Estudios Públicos N° 59, 1995.
Jean-Jacques Rousseau, “El contrato social”, ed. RBA Coleccionables, Barcelona, 2004
Alejandro Sahuí Maldonado, “John Rawls: Del consenso entrecruzado al equilibrio reflexivo. Algunas consideraciones acerca del uso público de la razón” en revista Signos filosóficos, núm. 6, julio-diciembre, 2001.
J.K. Galbraith “Introducción a la economía”, trad. Gustau Muñoz, Ed. Critica, Barcelona, 2006
Norberto Bobbio, “libertad e igualdad”
Notas
[1] “La libertad de los antiguos comparada a la de los modernos”, Benjamín Costant en Revista de Estudios Públicos N° 59, invierno de 1995.
[2] “El contrato social”, Jean-Jacques Rousseau, 2004, ed. RBA Coleccionables Barcelona.
[3] “El liberalismo político”, John Rawls pag. 35. Ed. Critica, Barcelona, 2006
[4] La enunciación no es literal.
[5][5][5] Utilitarista en un sentido total, no de mayorías como la filosofía utilitarista de Stuart Mill. Claro está que Rawls no adopta esta filosofía etica-politica.
[6] “El liberalismo político”, John Rawls pag. 48. Ed. Critica, Barcelona, 2006
[7] “El liberalismo político”, John Rawls pag. 66. Ed. Critica, Barcelona, 2006
[8] El liberalismo político”, John Rawls pag. 196. Ed. Critica, Barcelona, 2006
[9] El liberalismo político”, John Rawls pag. 407. Ed. Critica, Barcelona, 2006
[10] "Más allá del bien y del mal", Friedrich Nietzsche
[11] “La republica”, Libro VII, Platón.
[12] “El liberalismo político”, John Rawls pag. 307. Ed. Critica, Barcelona, 2006
[13] Fuente: url: www.econlink.com.ar/tributaria/impuesto-ganancias
[14] Sistema de devengado es la obligación de pago basado en un compromiso anterior o contraído.
[15] Sistema de lo percibido implica una ganancia establecida.
[16] “la democracia delegativa”, Guillermo O`Donell.
[17] “El discurso fúnebre de Pericles”, Tucidides.

lunes, 3 de noviembre de 2008

La autoridad legal y la legitimidad


El estado moderno es desde su sustrato una unidad artificial y concensuada, creada por la comunidad a fin de tener un gobierno protector de sus intereses, el estado anterior aparecía como un espacio determinado por el gusto de Dios en el cual la autoridad devenía de la divinidad. De ahora en adelante, el estado se encargara de engendrar un marco en el cual los individuos satisfagan sus necesidades de tipo privadas.
El estado moderno presenta el problema de la legitimad, es decir, de la aceptación de sus normas como si se tratara de un ordenamiento moral. Para esto, el estado tiene como herramienta al derecho positivo, el cual no solo establecerá el orden en el mantenimiento de las relaciones privadas sino su propia auto-limitación para no pasar por encima de todos y de si mismo.
Locke hablaba de un estado de naturaleza en el cual, los hombres si bien no vivían en un estado de anomia(al estilo de Hobbes: “el hombre lobo del hombre”), al no estar reglados los comportamientos los hombres podían vivir en una contexto de inseguridad por no estar afirmada la propiedad privada y la vida misma. Para conseguir amparo los individuos consolidarían sus vínculos mediante un consenso, estableciendo un gobierno que proteja su vida, la libertad y la propiedad. Sin embargo, en pos de la seguridad -un gobierno al estilo del Leviatán- podía abusar de su poder por lo cual tornaría el contexto vivencial en un lugar aún más inseguro. Para que esto no suceda era menester implementar un límite al propio estado: una constitución que sea funcional a las leyes naturales.
Para Gianfranco Poggi la base de la legitimidad es la despersonalización del poder, por lo cual comparte la idea Weberiana de analogar la legitimidad a la legalidad. Esta idea arraiga la moral legitimadora a la legalidad racional. No es meramente un ordenamiento normativo sino que confiere aceptación partiendo de los fundamentos argumentativos del derecho.


Estado y Sociedad


El estado es una entidad unitaria que posee un centro de poder claro. En lo externo intenta sobreponerse de distinta maneras a otros estados protegiendo su soberanía (concepto basado en la población y territorio), en lo interno su formalidad se manifiesta a través del derecho positivo con la finalidad de ordenar los posibles conflictos y manifestarse-en tanto hacedor del derecho- como superior a cualquier entidad nacional.
La sociedad, en contraposición a la univocidad del estado, es una multitud de individuos con intereses particulares los cuales se relacionan con la alteridad,con el fin de perseguir privadamente la consecución de sus metas.
Tocqueville en su “Democracia en América” aclara que la relación entre estado y sociedad civil se hacia visible mediante la participación de los individuos en asociaciones cívicas. Para Marx, el estado liberal era funcional-y a la vez tenia como fin último serlo- a la burguesía, es decir que, las relaciones productivas (estructura) sustentas en el sometimiento de la clase trabajadora a la burguesía despiadada eran posibles en parte gracias al estado (superestructura). Habermas sostiene que la formalidad estatal es una herramienta útil para la consagración burguesa. El sistema capitalista se desarrolla por el funcionamiento mismo del estado. Lo que muestra en definitiva, la sumisión del poder político al económico. Quizás Gramsci haya sido quien más claramente notó la distinción, por un lado, del mercado y por el otro, del poder político ubicando a la sociedad civil como un punto intermedio entre los dos extremos.


El desarrollo del capitalismo y el consecuente problema de legitimidad


A partir que el capitalismo cobra fuerza, las relaciones entre la sociedad y el estado van a ir tomando posiciones nuevas de “envolvimiento”.
El capitalismo es un sistema de poder, por lo cual en su expansión asienta una distancia clara entre los que poseen el capital y los que venden su fuerza laboral. Este sistema para mantener su posición de preponderancia se acercará al estado para suprimir la posibilidad de aparición de grupos disidentes-“no poseedores de acumulación de capital”- de quebrar sus prerrogativas. Pero el estado al irse aflojando en sus riendas fue abriendo a la sociedad en sus conjunto a un mayor ámbito de posibilidad de peticiones, sea con la amplitud del sufragio, con la alfabetización que posibilitaba obrar en un mundo ahora industrializado. Esto permitió a los trabajadores organizarse para demandar reivindicaciones laborales. Causando que factores de presión como los sindicatos consiguieran a través del estado, con derechos de segundo grado o sociales injerir en lo privado. Empero, intereses privados se desatan en lo público, consiguiendo un grupo afectar a la totalidad.
Poggi menciona por un lado, los efectos del sistema ocupacional con el desarrollo de capitalismo ,y explica que la producción industrial necesita para desplegarse trabajadores con mayores capacidades, educados ,y por la administración misma de las empresas, más motivados. Esto tiene como consecuencia que al elevarse la formación del trabajador reclamará al estado mayor intervención. Más allá que los empleados sean favorecidos por el mercado laboral para ascender ubicándose como clase media, buscan y piden al estado ventajas asociadas a la seguridad. Los riesgos que implicaba trabajar serían satisfechos en formas de garantías. Es el estado de bienestar el que toma las bridas de la seguridad social, por ejemplo con: seguros de desempleo, de accidentes, jubilaciones, etc. A decir de Habermas la familia, la primera expresión societal, se desprivatiza.
Por otro lado, señala los efectos sobre el sistema de producción y apunta a la aparición de las sociedades anónimas y las corporaciones dentro del sistema económico industrial. Su ingreso trastoca la delimitación de lo público y lo privado. Estás empresas cumplen funciones que antes desempeñaban los estados, construyendo escuelas, capacitando a adultos y dando cursos en diversas gamas, haciéndose cargo de servicios, etc. Las construcciones por ejemplo pasan por licitaciones públicas controladas por el estado. Estás grandes empresas suelen violar el principio liberal de la competencia en igualdad de condiciones manteniendo relaciones con distintos grados de poder o a veces absorbiendo a sus pequeños contendientes. El poder económico engendra poder político, por lo cual las grandes empresas utilizando su rol importante en el mercado influye en los gobiernos, sea para lograr concesiones, sea para que el estado no obstruya sus movimientos. Hoy, el estado es en diversas formas utilitario a las empresas, otorgándole subsidios que permitan su tranquilo desarrollo con fondos públicos, reanimando el sistema educativo con el objetivo de proveer mano de obra capacitada a las industrias proporcionándole valor agregado a sus recursos humanos. El estado deja de cumplir un rol de contralor para dar lugar a un mercado que se autorregula.
Ante esto, cabe ver que si bien el estado puede verse como una entidad subordinada al poder económico, es menester aclarar que en ocasiones para lograr el acrecentamiento del poder,el estado hace uso de recursos económicos industriales privados. En el estado de bienestar el pleno empleo, la seguridad social, el consumo de tecnología significaban enormes gastos que las industrias en la relación económica ayudaban a solventar o proveer. En el estado neoliberal la empresa cumple un rol de predominio, pero el estado mínimo se ve potenciado a nivel global y soberano, frente a otros estados.
Poggi menciona que hacia fines del siglo XIX y principios del XX, la tendencia legitimadora fue dirigida hacia lo externo del país con la consecuente aprobación interna por las guerras y los botines coloniales. Pero después de la segunda guerra mundial los estados retomaron sus fuerzas legitimadoras al interior de sus naciones fundado en el crecimiento económico. El fin del estado era lograr la prosperidad para sus adentros. El estado se inserta en la economía para lograr bienestar.

domingo, 23 de marzo de 2008

El ejercicio del poder

Apariencia y realidad

Abel Posse: “Una democracia sin estado es como una democracia muda, impotente, parapléjica”

Uno de los rasgos más primigenios a lo largo de la historia de la ejecución del poder, ha sido el autoritarismo en sus diversas formas. Tiranía, dictadura, autocracia y despotismo, eran y son, las formas facticas de acceso y ejercicio del poder concebidas en la fuerza. La tiranía que es la forma corrompida de la monarquía, la dictadura que es la jefatura suprema que no está sujeta a leyes, el despotismo que es la dominación ejecutada sobre los esclavos y la autocracia que es el mando total sujeto a la voluntad de un solo hombre. Todas, están bajo el denominador común que es el gobierno de uno solo sin límites, restricciones y rendición de cuentas. El totalitarismo del S.XX y principios del XXI dilató las perspectivas pasadas subyugándolas a un tipo de democracia particular, de tipo delegativa, legitimada por los ciudadanos. Es una tipo de gobierno que encomienda absolutamente todo en el poder ejecutivo, es una forma de administración paternalista y unipersonal, pero aceptada con el voto de los ciudadanos que después de elegir al mandante se desentienden de la actividad pública.

En nuestro país, hombres como Irigoyen y Perón, considerados el eje de la causa nacional, el paradigma de los intereses del pueblo, el mesias. No permitían controles u oposiciones, además al ser tan mayoritarios carecían de rendición de cuentas al congreso ya que lo poseían en su conjunto. El supuesto de este tipo de democracia es que al presidente lo votó la mayoría, y que por ello tiene la posibilidad e incluso el deber de gobernar como lo pretenda, sin obstáculos, por el supuesto bien de todos.

En la actualidad, a nivel nacional, la presidente Cristina Fernández de Kirchner y anteriormente su esposo, usaron el procedimiento verticalita como forma de poder. Cercando los poderes legislativo y judicial, sojuzgando las instituciones autárquicas como los medios de comunicación, y sometiendo a las provincias a que acepten su voluntad, la vía para ello es el federalismo fiscal que infiere un trato igualitario a todas las provincias que habitan el suelo argentino, pero esto en la realidad no es así. El régimen de coparticipación está sometido a la voluntad de la presidente y al acatamiento de los gobernadores, un ejemplo de esto, es la provincia de Mendoza que no recibió 40 millones de pesos para equipamiento de seguridad porque su gobernador no aceptó cambiar su ministro de seguridad. Por otro lado, la mayoría indiscutible en el senado y el congreso le permite a la presidente ejercer su voluntad sin consulta alguna, además la justicia, gracias al Consejo Asesor de la Magistratura-que tiene en su aposento mayoría oficialista - debe ser condescendiente con ella, porque gracias a este instrumento puede removerse jueces a placer, como le sucedió al juez Tiscornia que había decidido llevar a cabo un juicio contrario a los intereses del anterior mandatario.

En Tucumán la realidad no es muy distinta, la concentración del poder político radica en un solo hombre, José Alperovich, que desde su llegada al poder sumó para sí la totalidad del bien público. En la legislatura cuenta con 44 de los 49 camaristas, hombres y mujeres sumidos a la voluntad del ejecutivo, cuando se supone que es un poder independiente. También, el consejo deliberante responde al gobernador, y la mayoría de las normas acaecen desde el alto mando. Las intendencias y las delegaciones comunales son abarcadas por la coparticipación municipal, analogía de lo que pasa a nivel nacional. Por otro lado, el poder judicial ya cuenta con un hombre elegido por el gobernador, Antonio Estofán, y un amigo de juventud política del gobernador, René Goane. Además, Los medios de comunicación escasean de libertad y son resumidos a su mínima expresión, no es deber del comunicador ser oposición, sino de control, pero la existencia del medio se ve condicionada a la publicidad estatal. En contraposición, la oposición diezmada en cantidad, no sabe mostrarse como alternativa, disuelta y sin iniciativas claras, algunos reprochan sin ofrecer al ciudadano posibilidades de soluciones, otros se cierran en sus ideologías de antaño y no dicen nada, otros son leales a sus convicciones y no ceden al gobernador, pero fracasan en sus propuestas. Además, la confianza en la oposición se vio desgajada por sucesos como el traspaso al oficialismo del intendente de Simoca y el legislador Palina, y a nivel nacional de Roberto Lavagna. Aquel adagio Maquiavelico: “divide y reinaras”, es aun hoy útil a los intereses pragmáticos de los gobernantes actuales.
El “vamos por todo” impuesto por Beatriz Alperovich es una muestra en palabras de la forma de ejercer el poder en Tucumán. Y aquel que no se adecua al modelo de gobierno pone “palos en la rueda”. Como lo demuestran las encuestas del principal asesor del gobernador –Hugo Haime- el común de los ciudadanos ve con agrado la autoridad y la fuerza a la hora de actuar, manifestarse en público o mediaticamente.

La democracia como participación ciudadana, el estado como suma de individuos habitantes de un país, la republica como división de podes, los parlamentarios como representantes, la ley analogada a la justicia, en fin…la política como bien común, es hoy, apariencia que se encumbra detrás del velo de la realidad enmascarada.

sábado, 8 de diciembre de 2007

La Democracia de excepción


Mecanismos de excepción

Totalitarismos los hay de distintos colores. La democracia delegativa está encuadrada en una democracia aparente, la cual es esgrimida por un grupo reducido de políticos profesionales que se alterna en el poder mientras que la población permanece al margen de la participación estatal real. La actitud de encargo hacia una elite coincide con la actitud pasiva de la multitud, si bien esto, no es tanto, un proceso natural sino un mecanismo utilitarista a favor de quienes ostentan el poder. En este tipo de democracias los votantes efectúan una “delegación” a los gobernantes el día de las elecciones; una vez realizadas estas no existe un control permanente de la acción de los órganos del poder y el respeto a la ley se procura solo parcialmente. Existen los mecanismos de control pero no se cumplen, gracias a la legitimidad de las instituciones informales.
Es larga la historia de gobiernos autocontrolados, cesaristas, mayoritarios. Esto comienza con Hipólito Yrigoyen, que se consideraba a sí mismo la personificación de la causa nacional. Para la multitud era el paradigma de la voz de los que la carecen. El partido Unión Cívica Radical era el retrato de los intereses nacionales, empero, no permitía controles u oposiciones. La continuidad de este modelo fue el peronismo, clara muestra de la visión movimientista y amplia. Lo negativo de este modelo es la evidente antagonía a los dispositivos de control, tales como el congreso y la justicia es sus lindes económicos y políticos, y más aún al defensor del pueblo e instituciones autarquicas de revisión social. El supuesto es que al presidente lo votó la mayoría, y que por ello tiene la posibilidad e incluso el deber de gobernar como lo pretenda, sin obstáculos, por el condicional bien de todos. Escribe O’Donnell: “El que gana una elección presidencial está autorizado a gobernar el país como le parezca conveniente; [...] después de la elección se espera que los electores/delegantes retornen a la condición de espectadores pasivos. [...]. La democracia delegativa es fuertemente mayoritaria [...] es fuertemente individualista [...]. Democracia delegativa significa para el presidente la ventaja de no tener prácticamente responsabilidad horizontal...”. Este tipo de gobierno suele aparecer posterior a periodos de crisis e inestabilidad, lo cual va a generar, además de un carácter útil en las prácticas decisorias, una imagen mesiánica. Ante el debilitamiento del estado estas formas de actuar maximizan el rol del estado bajo los límites de la eficacia, pero disminuye la rendición de cuentas de lo público.
La emergencia económica argentina del 2001 permitió al presidente tener total disponibilidad de los bienes estaduales y prescindió en repetidas oportunidades del congreso con los DNU.
En los Estados Unidos la emergencia de seguridad permitió a George W. Bush crear un clima constante excepción, generando y reinventando repetidamente la sensación de emergencia, lo cual le permite avasallar las libertades publicas y los poderes independientes. Hay un interés claro en crear la crisis o cuanto menos reproducirla en pos de prácticas decisorias de excepción.

Democracia simbólica (el estado como abstracción)

Argentina es un país ambiguo con reticencias de la monarquía absolutista española y con pocas muestras de liberación del ropaje autoritario y elitista de clases. Hay en nuestro país una democracia procedimental, puramente elitista. Dice O´Donnell: “Un Estado democratizado es un Estado que, tanto en su democracia como en su legalidad, está dispuesto en la práctica a ensancharse, a escuchar opiniones, voces, identidades, demandas, de todos los sectores sociales. Y que, dentro de un proceso democrático, acepta inscribir derechos y decide implementarlos, porque no alcanza con dejarlos escritos por ahí”. El gobierno argentino debería evolucionar hacia una democracia de ciudadanos participativa en la práctica y que no agonice en el lenguaje.
El desinterés del individuo por lo público es el comienzo de los totalitarismos. El Estado se ha convertido en un ente ilusorio, pasó a ser “la nada” y si se lo despoja no importa, porque nada es. Las personas en gran numero se sienten ajenas, el Estado es el olvido, en el sentido de lo que fue, de la posibilidad perdida. Entonces, los Ciudadanos son en su mayoría ¿ignorantes o desinteresados? Más bien, inconcientes del poder con el que cuentan, resignados al avasallamiento de una elite. Ante este camino sin aparente colofón ¿cuál es la solución? La indignación, el forjar el respeto a la indivisibilidad propia del hombre, el retorno a la decencia de la determinación del ser.

domingo, 18 de noviembre de 2007

La democracia delegativa Argentina


Para Guillermo O´Donnell la democracia no es solo un procedimiento político, es más bien, un modo de lazo entre la sociedad y el estado. Estos dos grados no son independientes y la interacción es dinámica. Para que exista este vinculo, el poder debe ajustarse al estado de derecho. Allí donde no hay derechos igualitarios se carece de derechos civiles, donde estos no existen, pero hay derechos políticos. El politólogo llamará a este tipo de ciudadanía con el adjetivo de “baja intensidad”.
O´Donnell diferencia las instituciones en dos. Las instituciones formales poseen una dinámica de acceso universal, dentro de ellas se encuentran: el congreso, los partidos políticos, los sindicatos, escuela, etc. Cuando estás son débiles, aparece en escena un tipo de institución llamada informal, igualmente legitimadas culturalmente surgirán ante la ineficacia del estado para cumplir demandas sociales, sin embargo el acceso es limitado, en ellas se hallan instauraciones como el caudillismo, el clientelismo, etc.
En devenir, O´Donnell contrasta la democracia representativa con la delegativa:
Democracia representativa: se asienta en instituciones formales. Hay un estado de derecho. Hay respeto por la republica. La “accountability”(rendicion de cuentas) conforma la dimensión republicana, tanto horizontalmente-con los parlamentarios- como verticalmente-con los ciudadanos-.
Democracia delegativa: se basa en instituciones informales -particularmente la Argentina-. No es una forma menor de la democracia, sino que corre por caminos heterogéneos. Es más bien, otro tipo de poder. Culturalmente aceptado y legítimamente aporbado, aunque sea en un cómplice silencio mayoritario.
Es una democracia que delega absolutamente todo en el poder ejecutivo.es una formade gobierno paternalista. Hay un debilitamiento de los representantes, el congreso pasa a ser funcional o un obstáculo por derribar. El lenguaje deliberativo es inexistente o por lo menos… silente. La accountability vertical existe tanto en las democracias representativas como en las delegativas, pero la accountability horizontal es débil o inexistente en las democracias delegativas. A decir del autor:”la DD tiene la aparente ventaja de de facilitar un proceso decisorio rápido, aunque el costo de aumentar las probabilidades de que se cometan errores groseros, multiplicar las incertidumbres que rodean la implementación de las decisiones y concentrar en el presidente la responsabilidad por los resultados” Es el presidente el que carga con todo el peso de las decisiones que afectaran a la nación.
Se espera de los ciudadanos una actitud pasiva e indiscutiblemente conformista, en sí, para que este tipo de instituciones informales sean asentidas inquiere una crisis cultural general. La única plebiscitación y participación democrática puramente estricta es en la expresión del voto, fuera de ella, nada. Toda crítica es mal vista ya que el presidente es una isla aislada en cuanto a las decisiones fundamentales. Particular de este tipo de democracia es la ambigüedad que rodea a la figura presidencial, dice O´Donnell:”un día se los aclama como salvadores providenciales y el siguiente se los execra como dioses caídos”
¿Será verdad el refrán: “Voz del pueblo, voz del cielo”? ¿O más bien será como dijo el político español Julio Anguita: “No hay democracia sin determinación”? La determinación, por supuesto, transita por cuenta de los ciudadanos.

lunes, 5 de noviembre de 2007

Un domingo…


La derrota tiene algo positivo, nunca es definitiva. En cambio la victoria tiene algo negativo, jamás es definitiva.
José Saramago

Cristina Fernández de kirchner es la nueva presidenta. Nueva en cuanto imagen pero prometedora de continuidad. Si bien centros urbanos notorios le dieron la espalda a la primera mujer electa de nuestra historia, se hizo fuerte en lugares que prometían una otrora invisible dificultad, tales son los casos de Entre Ríos-Gualeguaychu en particular- y su tierra natal: Santa Cruz, en la cual un ignoto Daniel Peralta fue “reelegido” con facilidad, si bien es cierto que en aquellos vientos la ley de lemas es una bofetada a la republica.

En Tucumán

El “vamos por todos” habitual en la primera dama provincial tuvo su primer antónimo político. Una victoria que a simple vista es abrumadora con 4 diputados electos puede ser horizonte empírico de una derrota. Seguramente algo falló en el oficialismo, días antes de la elección nacional, Susana Díaz renunció a su cargo legislativo, muestra de confianza equivoca, ya que la presunción oficialista era que si no ingresaba Silvia Rotjes de Tenkin, la actual diputada reelecta renunciaría a su cargo para darle lugar a la cuñada del gobernador. La realidad se convirtió en pared para la omnipotencia y la victoria trasmutó en fracaso.
La derrota era hipotéticamente total. La variable para la oposición era conceptualizada como inferioridad integral, pero los votos sorpresivos allanaron el camino hacia el milagro.
La Concertación UNA (Una Nación Avanzada) es una integración multipartidista formada por la UCR, única fuerza con participación parlamentaria de la alianza (José Cano); y por cinco partidos de diferentes extracciones ideológicas: el MID (intervenido), Ciudadanos Independientes (Rubén López), el MP3 (Alejandro Sangenis), Pueblo Unido (Gumersindo Parajón) y Cruzada Peronista (Enrique Romero). José Ignacio García Hamilton no estuvo todos los días en Tucumán. No tuvieron un fiscal sentado en cada mesa por escrutar, empero sus boletas desparecieron en una cantidad cósmica de cuartos. Su movilización fue inexistente. Además, Roberto Lavagna paseo suelo tucumano durante apenas tres horas.
Las derrotas victoriosas penden del hilo del contexto en el cual se vislumbran los hechos. Dos meses antes, provincialmente el oficialismo gubernamental había obtenido más de 540.000. La ausencia de bolsones dejo al Frente para la Victoria como Adán y Eva fuera del paraíso. El poder económico resultó no tener la potencia de otras veces. La confianza de la mayoría oficialista y el desinterés de aquellos no se jugaban un puesto hizo mella en su tarea apática.

Tres lecturas para la oposición

1- Las fuerzas opositoras ente el desastre de la elección provincial decidieron enlazarse anteponiendo la realidad a los intereses personales.
2- García Hamilton es un hombre de la cultura, alejado hace tiempo de las posibilidades políticas. Una imagen nueva que no esta profanada por el pasado administrativo.
3- Los benefició el estar adheridos a Roberto Lavagna, un candidato más conocido en Tucumán que Elisa Carrio y que presupone ejecución probada.