lunes, 11 de junio de 2007

La metafísica economicista


Es propio de un gobernante administrar de forma eficaz, diferente es administrar un estado como si fuera una empresa.
Las personas tiene desde distintos puntos de vista, características inmanentes que las diferencian de la las cosas:
Desde la metafísica: en su calidad de hijo de Dios el hombre posee una particularidad superior a los demás seres. El hombre posee la capacidad de nombrar y crear en base a intelecto y sentir. El hombre nombra a la cosa convirtiéndose en amo de su transformación. Walter Benjamín piensa que la esencia misma del hombre es el significar.
Desde el derecho: la legitimidad le otorga al hombre derechos inherentes a su calidad de vida o nivel socioeconómico dándole un sustrato de origen primigenio que es la vida misma.
Desde la naturaleza: en su socialización el hombre se reconoce igual en genero pero diferente en materia estetita a los seres que lo rodean.
Y… ¿desde los números?
Una empresa funciona en pos de un bienestar económico que permite su pervivencia y su material abstracto es el número.
Para Pitágoras lo esencial era el número, pero… ¿el hombre es número? No, el hombre es hombre sin el número, el número no es número sin el hombre. Es ante todo contingente de la necesidad.
La diferencia de sustrato entre la empresa y el estado es el fin que persigue, la del estado debería ser felicidad del pueblo.

Eros, se encuentra olvidado en Tucumán, no halla pórtico alguno para adentrarse en la selva salvaje compuesta por números. Un mundo extraño el cual es gobernado por un tal José Jorge Alperovich: marxiano, posteriormente radicalmente cívico y devenido en Nerón-ista. Este ser posee una abultada billetera y una conmiseración con el -su- pueblo muy menor a sus recursos.

domingo, 3 de junio de 2007

Ser legislador, ergo sum

La “sed” de poder

Legisladores antes contrarios al gobernador hoy se muestran disolutos, el gobernador contento, ya que esto permitirá con mayor sencillez el acumular votos para su arena de ignominia.
En nuestra provincia lo político se presenta como un desierto de intereses, la arena rebosó su lugar orillado y tomo con grosería el mar de las ideas.
Estar, solo estar, estar para nada, estar por estar. La nada no es, lo que nada es, nada será. Serás lo que debas ser o no serás nada (San Martín).
¡Cuanta sed, cuanta sed de nada, cuanta sed para no ser nada! El desierto despierta ante su capacidad inconmensurable la sed, este anhelo es la necesidad por la supervivencia. ¡Cuanta sed y tan poco amor!, sobrevivir es para algunos la conservación de un espacio de poder, un poder que sin acción, nada es.

Ser o no ser

Lo importante es estar, no importa para que, lo que realmente les interesa es aparecer. Su función renovada es cumplir órdenes. Tienen en su mayoría, enyesados los brazos con la mano hacia arriba, remontando al cielo, orgullosos votan lo que no saben.

¿Y aquella constitución?

¿Independencia de poderes? Aquel precepto primigenio de nuestra carta magna es el chiste más añejo para aquellos indignos, incultos, inertes.

Ordenes de arriba

¿De Dios?¿Del panteón (τό πάνθειον: el templo de todos los dioses)?
Nada de eso, aunque símiles mandatos por su recepción.
¿La dignidad, la libertad, el pensamiento autónomo?
Para ellos, meras abstracciones. Conceptos escritos en libros que seguramente no leyeron por pereza o simplemente por no saberlo.

Traidores

Perjuros a otros y a si mismos. Antes con uno, ahora con otro. No importa para ellos el pasado, no importa haber odiado o enjuiciado al Leviatán. Lo que importa que ahora los perdone, los festeje… ¡LOS DEJE ESTAR!

¿Y AL FINAL?...EL DESIERTO.