lunes, 5 de noviembre de 2007

Un domingo…


La derrota tiene algo positivo, nunca es definitiva. En cambio la victoria tiene algo negativo, jamás es definitiva.
José Saramago

Cristina Fernández de kirchner es la nueva presidenta. Nueva en cuanto imagen pero prometedora de continuidad. Si bien centros urbanos notorios le dieron la espalda a la primera mujer electa de nuestra historia, se hizo fuerte en lugares que prometían una otrora invisible dificultad, tales son los casos de Entre Ríos-Gualeguaychu en particular- y su tierra natal: Santa Cruz, en la cual un ignoto Daniel Peralta fue “reelegido” con facilidad, si bien es cierto que en aquellos vientos la ley de lemas es una bofetada a la republica.

En Tucumán

El “vamos por todos” habitual en la primera dama provincial tuvo su primer antónimo político. Una victoria que a simple vista es abrumadora con 4 diputados electos puede ser horizonte empírico de una derrota. Seguramente algo falló en el oficialismo, días antes de la elección nacional, Susana Díaz renunció a su cargo legislativo, muestra de confianza equivoca, ya que la presunción oficialista era que si no ingresaba Silvia Rotjes de Tenkin, la actual diputada reelecta renunciaría a su cargo para darle lugar a la cuñada del gobernador. La realidad se convirtió en pared para la omnipotencia y la victoria trasmutó en fracaso.
La derrota era hipotéticamente total. La variable para la oposición era conceptualizada como inferioridad integral, pero los votos sorpresivos allanaron el camino hacia el milagro.
La Concertación UNA (Una Nación Avanzada) es una integración multipartidista formada por la UCR, única fuerza con participación parlamentaria de la alianza (José Cano); y por cinco partidos de diferentes extracciones ideológicas: el MID (intervenido), Ciudadanos Independientes (Rubén López), el MP3 (Alejandro Sangenis), Pueblo Unido (Gumersindo Parajón) y Cruzada Peronista (Enrique Romero). José Ignacio García Hamilton no estuvo todos los días en Tucumán. No tuvieron un fiscal sentado en cada mesa por escrutar, empero sus boletas desparecieron en una cantidad cósmica de cuartos. Su movilización fue inexistente. Además, Roberto Lavagna paseo suelo tucumano durante apenas tres horas.
Las derrotas victoriosas penden del hilo del contexto en el cual se vislumbran los hechos. Dos meses antes, provincialmente el oficialismo gubernamental había obtenido más de 540.000. La ausencia de bolsones dejo al Frente para la Victoria como Adán y Eva fuera del paraíso. El poder económico resultó no tener la potencia de otras veces. La confianza de la mayoría oficialista y el desinterés de aquellos no se jugaban un puesto hizo mella en su tarea apática.

Tres lecturas para la oposición

1- Las fuerzas opositoras ente el desastre de la elección provincial decidieron enlazarse anteponiendo la realidad a los intereses personales.
2- García Hamilton es un hombre de la cultura, alejado hace tiempo de las posibilidades políticas. Una imagen nueva que no esta profanada por el pasado administrativo.
3- Los benefició el estar adheridos a Roberto Lavagna, un candidato más conocido en Tucumán que Elisa Carrio y que presupone ejecución probada.

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