
Preludio de una Nación
Aquellos hombres desafiaron la metafísica cuantitativa y no fenecieron ante el miedo.
Retaron la evidencia y no se abrumaron ante la España que recientemente había derrotado a Napoleón.
Marcharon con espíritu dionisiaco a la lejana Tucumán, paraíso olvidado y pequeño de la gran América. Transitaron por desiertos, por la nada.
Eran hombres facticos, sin discursos almidonados, poetas del destino.
Aquel martes a las 2 de la tarde los congresales comenzaron a sesionar en la pequeña casa cedida por Francisca Bazán de Laguna.
A pedido del diputado representante de Jujuy, Dr. Teodoro Sánchez de Bustamante se trato un tema -el cual se había dilatado por las disputas por cual sistema político disponer-, la Libertad e Independencia del país, después de un momento de deliberación Juan José Paso como secretario, tomo la palabra y preguntó: Señores, ¿Queréis que las Provincias de la Unión sean una nación libre e independiente de los reyes de España y su metrópoli?
A lo cual los diputados en unanimidad y al unísono en bella melodía respondieron que si lo deseaban.
El acta de independencia exponía: “… declaramos solemnemente a la faz de la tierra, que es voluntad unánime e indubitable de estas Provincias romper los violentos vínculos que las ligaban a los Reyes de España, recuperar los derechos de que fueron despojadas, e investirse del alto carácter de una nación libre e independiente del rey Fernando VII, sus sucesores y metrópoli…”
El congreso asumió su responsabilidad en uno de los puntos, ser independientes. Pero por diferencias ideológicas no pudo abrazar el segundo, darle el modelo político a seguir. Pero en devenir fue un prologo del acontecer. La constitución de 1953 culmino el concebir de 1816.
Voluntad y voluntades
Aquellos hombres se decidieron a la transformación, a crear, eligieron la voluntad.
Los nuestros, los del hipódromo, decidieron por lo inmediato.
Aquellos tuvieron voluntad de existir, de poder, de ser.
Los nuestros de recibir y por supuesto el gobierno, de dar.
Esos extraños dioses cimarrones y nosotros
Ellos los de 1816, fueron teñidos de olvido.
El festejo fue campaña, hubo lugar para la “oratoria” y también para la adulatoria
El gobernador dijo entre otras cosas:
“Los tucumanos, señor presidente, tenemos muy presentes esta nueva situación, ya que no nos olvidamos de cuál era la realidad de Tucumán y del país hace cuatro años y cuál es ahora.
Gracias al nuevo rumbo que usted le impuso al país, y a la ayuda que nos brindó, pudimos bajar la desnutrición y la mortalidad infantil en la provincia, a la vez que bajamos también la desocupación, la indigencia y la pobreza”
Alperovich no tiene mucha “”memoria”, hace 4 años estaba de la mano de Duhalde y anteriormente había sido el ministro omnipresente del gobierno de Miranda.
La desnutrición no ha bajado, solo que los espacios reveladores de tristes verdades se esconden tras la forma de la apariencia, basta con ir a “Las piedritas” o franquear unos metros San Cayetano, entre otros muchos lugares arrinconados.
Adagio del desenlace
Ahora… el devenir no es el mismo.
El paisaje de ellos era el desierto, el nuestro es la democracia, la tecnología, caminos, casas y personas a rabiar, libertad, tenemos ante todo... la posibilidad. Pero ellos se decidieron a actuar, a crear desde la nada, nosotros teniéndolo todo, aun no superamos nuestra indignidad.
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