martes, 4 de septiembre de 2007

Manifestación de la democracia

José Jorge Alperovich fue proclamado el pasado 26 de agosto el gobernador con más votos de la historia tucumana, resultado que quizás no lograrían ilustres hombres como Miguel Mario Campero, Amado Juri o Fernando Riera.
Desde que inició su gestión, Alperovich hizo de su proceder un acontecer de la campaña política. A cada paso iba cosechando adeptos, sin carisma ni buen carácter trasladó la mirada en las obras y los planes sociales.
Tucumán es un vernáculo mundo de apariencias en el cual lo que se ve es lo real… una realidad difusa e incompleta que solo los que la sufren les importa. Les concierne pero están acostumbrados a hallarse en lo inmediato, y nada mejor que el presente para madurar en la fruta de la ignorancia

Poder, la republica y el epocal Leviatán

Hobbes habla de un soberano cuya fuerza trasciende la voluntad de los hombres. Claro está que su límite es el otorgamiento de seguridad al ciudadano, objetivo último de la sesión de derechos que permitirán al hombre escapar del estado de naturaleza en el cual la ley es la anomia: un estado en el cual “vale todo” y el objetivo es sobrevivir.
La postrimera carta magna irguió al soberano hobbesiano por sobre los poderes restantes (ahora abstractos medios de poder sin fuerza deliberativa o de control).
Instaló una extraña reelección que, sin ser indefinida, le permitiría al actual gobernador mantenerse en el cargo 12 años. Emplazó, además, un sometimiento de juicio político disímil en cuanto a espacio, es decir, mientras que para llevar a un político al estrado de Dike es necesario una proporción imposible de alcanzar, para encausar a un juez, basta con unas cuantas voluntades jenuflexas o adquiridas(las tres cuartas partes). A su vez el poder judicial es el único que no puede confeccionar su presupuesto.
El fin de la republica es el amanecer del Leviatán, un nuevo día en el cual reina el totalitarismo.

Insalubridad

Hay lugares olvidados, espacios aparentes, como si no existieran. Están, pero el olvido embiste al hombre en imágenes reales pero lindantes, parciales muestras de un todo.
El nuevo vicegobernador se retira de su ministro con la suma de 20.000 nuevos niños desnutridos. Niños que están en apariencia para lo mundano, en una realidad existente pero etérea. Manzur parte con mirada triunfal a pesar que en la maternidad las parturientas comparten una cama; otras, en cambio, ni siquiera tienen donde esperar el advenimiento futuro. Los CAB’S no tienen insumos y el centro de salud tiene solo una arcaica maquina de rayos.

Seguridad

Aun no se encuentra a Beatriz Argarañáz.; menos se sabe quien asesinó a Paulina Lebbos -Alperovich dijo que estaban a horas de detener al asesino-; un concejal mató a un ciudadano; se encuentran cuerpos sin identidad…. Casos se acopian y recopilan sin solución próxima o posible.
El jefe y el subjefe de policía están imposibilitados de cumplir funciones públicas: al primero le falta un riñón, el segundo tiene 4 bypass realizados.
Una policía sin recursos ni educación difícilmente pueda cumplir funciones como ameritan los cronos actuales.

Aumentos serviciales

Lo extraño es risible en cuanto no suponga un ímpetu hacia lo inexplícale. El estado provincial, para levantar una demanda de EDET en un organismo internacional, le otorgó la renovación de la concesión por muchos años más y pacto anticipadamente aumentos retroactivos.

Trabajo, dignidad y el olvido

El 50% de los ciudadanos están sin empleo y, del 50% que está empleado, el 50% no realiza aportes jubilatorios. El trabajo es dignidad pero, para muchos, es presente sin futuro.

Conciliaciones logogríficas

El recuerdo nacional del anterior gobernador Julio Miranda -creador político del actual mandante- es oscuro y aciago, la representación memorial asociativa es la de desnutrición y la muerte de hambre de miles de niños. Al asumir a la gobernación, Alperovich se mostró distante de la anterior administración. Sin embargo, el funcionalismo político primó y en silencio acordaron o mejor dicho, negociaron. Alperovich necesitaba los votos de Sergio Miranda en la legislatura y de José Miranda en el consejo, posteriormente ambos fueron reelectos por la lista oficial gracias a su amabilidad.
Fuerza Republicana y sus componentes orgánicos fueron desde siempre vituperados por el gobernador, pero para las elecciones pasadas gracias a la ley del acople ex partícipes del mencionado partido fueron abrazados y reelegidos con el rostro del gobernador a su lado. Primó el pragmatismo político, como sucede últimamente en Tucumán.
Otro partido acoplado -aunque no ingresó- fue reivindicación histórica y social (no se entiende), ex soldados del Operativo Independencia, aquel obrar que comenzó con la presidencia de Isabel Martínez y que continuó con el proceso. Sus características fueron la desaparición de personas, tortura, campos de concentración y robo de niños.
La filosofía popular dice que la política es siempre negocio, tal pensamiento, en la actualidad parece ser cada vez más irrefutable.

Obras

Las obras justifican la salida de los fondos, la sobre valuación es habitual y es cuna de la mediocre frase “roba pero hace”. Lo aparente es una realidad existente pero parcial, aquello que se ve es solo una parte del todo.
Tucumán carece de obras infraestructurales, aquellas necesarias pero inmateriales al ojo del votante. El agua del mar sin sustentáculo emergería sin pantomima, las rosas sin agua no sobrevivirían, la respiración sin oxigeno sería un no lugar, la vista precisa de un objeto y lo que está existe más allá que no se vea. El quehacer del actual mandatario es en parte correcto, pero lo correcto no es lo que está bien en totalidad, se hace pero la corrupción imperante es en parte permitida por un gran número de la sociedad que lo legitimó.

Consumación

Se legitimó en las urnas a un gobierno con muchas falencias y pruebas - celadas – de corrupción. Indudablemente las causas del magnánimo resultado son muchas:
-Una oposición disuelta y sin iniciativas claras: algunos reprochan sin ofrecer al electorado posibilidades de soluciones, otros se cierran en sus ideologías de antaño y no dicen nada, otros fueron leales a sus convicciones y no se vendieron al gobernador pero fracasaron en sus propuestas éticas.
-Los éxitos en obras públicas superficiales: pavimento a cambio de democracia y bienestar. Incluso el voto de la clase media-alta (un voto que suele ser esquivo para el partido imperante) premio a las obras aparentes, probablemente acaeció el voto vergonzante del “malo conocido”.
-A falta de virtud política o sapiencia filosófica: nace el funcionalismo más pragmático. Lo público se transforma en privado y se malgasta la renta societaria en la posibilidad de estar 4 años en la legislatura o el consejo.
-Para que haya bolsones y planes a disposición, tiene que haber un sociedad que se lo permita: la condescendencia nace en la necesitad y el silencio en la ignorancia del porvenir posible o el desinterés solidario. Naturalmente, la crisis de valores es total, no distingue clases ni instituciones, y más peligrosa es cuando se la consiente. Nuestra crisis es también la posibilidad de renacimiento pero este yergue tras el manto de la apariencia de lo habitual.

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